Alrededor de las dos de la tarde dijo:
-Tráeme un vaso de leche ¿quieres?
Me dirigí a la nevera y saque la caja de leche, le serví con la ultimas de las sonrisas que me quedan.
A: -¿Cuánto tardará en surtir efecto?
B: - Hora y media mas o menos
En realidad solo fueron 45 minutos, ya estábamos tiradas en la sala y la melodía comenzaba débil hasta hacerse intensa. De pronto levantamos la vista ...
A: -Estoy empezando a sentirme un poco extraña
B: -¿Extraña en que sentido?
A: - Mareada, un tanto nerviosa y con un hormigueo dentro de todo mi ser
B: -¿Quieres bailar?
Con una sonrisa autentica, llena de aprensión y asustada, deseaba viajar...
Así que comencé a bailar y mis efectos visuales empezaron a tener una complejidad extraordinaria, todo parecía tener un color anormalmente brillante, solo podía ver un rayo solar atravesando mi sucia ventana. La música había adquirida una extraña intensidad a través de mi sistema nervioso.
Estaba en otro planeta, danzando como se hacía tributo a los dioses y astros, estaba sonrojada, exaltada y con una felicidad prestada.
A: -¿Por que duele tanto?
B: -Por que es tu ritual ... estas perdida en él
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